Nueva estrategia en Baracoa: ¿Solución o más burocracia?
El gobierno cubano ha implementado en Baracoa la pegatina “Zona Bancarizada”, una nueva estrategia para fomentar los pagos electrónicos en los comercios locales. Sin embargo, la medida genera dudas sobre su obligatoriedad y viabilidad en un contexto marcado por la crisis económica y las constantes fallas en la digitalización financiera.
Según informó Radio Baracoa, el Grupo de Bancarización del municipio inició la colocación de estos distintivos en dos manzanas del centro urbano, desde el mercado Baracoa (antiguo Campón) hasta la sede de ETECSA en el paseo peatonal.

Una imposición disfrazada de modernización
Los comercios dentro de la “Zona Bancarizada” deben aceptar al menos una de las pasarelas de pago digital implementadas en Cuba, como EnZona o Transfermóvil. Aunque las autoridades insisten en que no se eliminará el uso del efectivo, en la práctica, la bancarización ha sido impuesta sin garantías reales de funcionamiento.
La iniciativa es promovida como un paso hacia la modernización financiera, pero en la realidad, la digitalización de los pagos en Cuba ha sido un proceso forzado y fallido. El sistema financiero del país se caracteriza por fallos constantes en las plataformas de pago, una conectividad deficiente y la falta de acceso de la población a dispositivos electrónicos adecuados para operar bajo este modelo.
La falta de infraestructura complica la bancarización
Desde que el régimen implementó el programa de bancarización en agosto de 2023, los cubanos han sufrido un sinfín de problemas:
- Falta de cajeros automáticos operativos.
- Largas colas en los bancos para retirar efectivo.
- Fallos frecuentes en Transfermóvil y EnZona.
- Negocios que no pueden realizar transacciones debido a problemas de conexión.
Para abril de 2024, la situación se tornó insostenible cuando la escasez de efectivo disparó la tasa de cambio informal del dólar. La bancarización, en lugar de facilitar las transacciones, solo profundizó la crisis de liquidez.
El control estatal disfrazado de “protección al consumidor”
Uno de los elementos más llamativos de la pegatina es que incluye números telefónicos a los cuales los clientes pueden llamar en caso de inconformidad con el servicio. Según el gobierno local, esta herramienta busca “proteger los derechos del consumidor y fomentar la transparencia”.
Sin embargo, muchos ciudadanos ven esta medida como un intento más de control estatal sobre las transacciones privadas. La realidad es que la bancarización forzada no ha generado confianza en la población, sino todo lo contrario.
Fracaso tras fracaso: la bancarización sigue sin funcionar
A pesar de los intentos del gobierno por imponer este sistema, la bancarización sigue encontrando fuerte resistencia. En junio de 2024, Miguel Díaz-Canel intentó extender la medida a los mercados agropecuarios, pero los productores rechazaron la idea argumentando que el sistema bancario cubano no estaba preparado para manejar estas transacciones sin afectar el comercio.
Para finales de 2024 y principios de 2025, la crisis de liquidez empeoró. En municipios como Jovellanos, los trabajadores enfrentaron restricciones para retirar sus salarios en efectivo, lo que generó largas colas en los bancos y un descontento generalizado. En Santiago de Cuba, la desesperación llegó al punto de actos vandálicos contra sucursales bancarias, reflejando el hartazgo de una población atrapada en un sistema financiero que no funciona.
Mientras el régimen intenta justificar su bancarización como una solución económica, los cubanos continúan sufriendo las consecuencias de una crisis que el gobierno se niega a abordar con medidas reales y efectivas.