Humorista cubano Ulises Toirac reafirma su postura crítica tras citación de la Seguridad del Estado

El humorista Ulises Toirac, conocido por sus comentarios agudos sobre la realidad cubana, confirmó este viernes que fue citado por la Seguridad del Estado para sostener un intercambio que, según sus palabras, se desarrolló “sin presiones” y en un ambiente de respeto mutuo. Sin embargo, el simple hecho de que el régimen cubano cite a un artista por sus opiniones ya revela el carácter represivo del sistema.

Durante la conversación, que duró más de una hora, Toirac abordó diversas problemáticas del país, reafirmando su compromiso con la crítica social. Pese a que no se le impusieron condiciones explícitas, la convocatoria deja claro que en Cuba la expresión libre se vigila, se controla y se regula al antojo del poder.

El humorista ironizó sobre la reunión en redes sociales, comentando que no tuvo oportunidad de hacer una pausa para ir al baño y que al salir se encontró con su casa sin electricidad y el teléfono sin batería, lo que retrasó su comunicación con sus seguidores.

Toirac, quien ya ha sido objeto de presiones en el pasado por su postura crítica hacia el régimen, señaló que aparentemente sus publicaciones no agradaban a los censores. Sin embargo, recalcó que seguirá diciendo lo que piensa, a pesar de las consecuencias.

En días recientes, el actor ha estado especialmente activo en redes sociales, reaccionando a la huelga estudiantil en la Facultad de Matemática y Computación de la Universidad de La Habana, desencadenada por el alza en las tarifas impuestas por la empresa estatal ETECSA. El artista advirtió que una represión a los jóvenes tendría un costo político “impagable” para el gobierno.

La frase clave “Ulises Toirac y Seguridad del Estado” resuena como una muestra más del control ideológico del régimen comunista, que intenta maquillar como “intercambios” lo que en realidad son mecanismos de intimidación. Toirac, con su habitual sarcasmo, dejó en claro que no se dejará amedrentar.

En un contexto de creciente descontento popular, voces como la suya resultan cada vez más necesarias, mientras el aparato de poder se tambalea intentando sofocar toda crítica que se le escape de las manos.