Aunque el régimen intenta mantener la ilusión de calma, el mercado informal de divisas en Cuba sigue siendo el verdadero termómetro de la economía nacional. Este martes 10 de junio, las principales monedas extranjeras amanecieron sin cambios notables, pero esta aparente estabilidad solo refleja la incertidumbre crónica que enfrentan los cubanos bajo un sistema que niega acceso transparente y justo a las divisas.
El dólar estadounidense se mantiene en 375 pesos cubanos (CUP), luego de varios días sin variaciones. Esta cifra, aunque estable, está muy por encima de cualquier tasa oficial, lo que demuestra la desconexión entre la propaganda del régimen y la realidad del mercado. Por su parte, el euro continúa cotizándose en 400 CUP, una diferencia de 25 pesos respecto al dólar, algo poco común en el mercado informal cubano, y que pone de manifiesto el desorden cambiario que genera la falta de una política económica coherente.
La Moneda Libremente Convertible (MLC), que solo sirve para comprar en tiendas en divisas controladas por el Estado, se mantiene en 260 CUP, un valor artificial que sigue marginando a quienes no tienen familiares en el extranjero o acceso a dólares o euros.
Según la plataforma independiente elTOQUE, los valores medianos de compra y venta confirman que el euro puede llegar hasta los 405 CUP en el mercado, mientras que el dólar ha descendido levemente en su precio de compra a 372 CUP. Estas fluctuaciones, aunque mínimas, siguen afectando la capacidad de compra de la población en un país donde los salarios en CUP apenas alcanzan para sobrevivir.
Los cubanos continúan dependiendo del mercado negro de divisas porque las tasas reales que allí se manejan son las que determinan cuánto cuesta la vida. En un sistema donde el gobierno no permite un acceso justo a las divisas extranjeras y bloquea toda posibilidad de competencia económica, la población no tiene más remedio que acudir a la informalidad para poder alimentarse, comunicarse o vestirse.
Lejos de ofrecer soluciones estructurales, el régimen ha optado por seguir beneficiándose del control centralizado de las divisas a través de tiendas MLC y recargas desde el exterior, condenando al pueblo a la dependencia y a una economía sin futuro.
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