Oficial del MININT preso por buscar a su madre

Un militar que se cansó de obedecer

Maikel Céspedes Galindo fue oficial de la brigada especial del Ministerio del Interior (MININT) en Santiago de Cuba. Hoy está preso, no por cometer un crimen común, sino por negarse a seguir siendo parte del aparato represivo del régimen.

Todo comenzó con la desaparición de su madre, Ángela Galindo Escalona, ocurrida el 19 de julio de 2024. Ese día, salió temprano hacia una panadería en la localidad de Dos Ríos, donde trabajaba limpiando, y no regresó más. Antes de desaparecer, dijo que se arreglaría las uñas y el pelo. Desde entonces, no se ha sabido nada de ella.

La policía no actuó durante las primeras 72 horas, y ni siquiera tras la denuncia formal mostró interés en buscarla. Ante la inacción del Estado, fue el propio Maikel quien emprendió su búsqueda, ausentándose varias veces del trabajo para visitar hospitales, centros médicos y otros lugares. Esa decisión personal y desesperada le costó su libertad.

Fue sancionado con siete meses de prisión por “ausencia injustificada”, una falta considerada delito en el código militar cubano. Cumplió cinco meses y medio en una prisión militar de Holguín y fue liberado bajo libertad condicional gracias a la intervención del jefe del penal, que mostró comprensión por su situación.

Tras ser liberado, volvió a enfermarse de dengue en medio de su búsqueda personal. A pesar de contar con certificados médicos, fue detenido nuevamente. Desde entonces, se encuentra otra vez en la prisión de Holguín, sin juicio y sin respuesta.

Amenazas, chantaje y abandono

Maikel fue amenazado por su jefe directo, un mayor del MININT, quien le envió mensajes advirtiéndole que, si no se presentaba a trabajar, sería procesado por la fiscalía militar. También le negó el derecho a solicitar una entrevista con los jefes de nivel superior, incluido el coronel provincial.

Los certificados médicos de Maikel eran válidos, pero que uno de ellos no fue entregado a tiempo porque ala persona que se lo había confiado estaba huyendo del MININT por razones similares.

La familia ha quedado en total abandono. Su esposa, madre de un niño pequeño de apenas dos años, no recibe más que una pensión mínima de 2.000 pesos y vive con temor a represalias.

Romper con el régimen desde adentro

Maikel Céspedes asegura que ya no quiere seguir vinculado al MININT. Está decepcionado y arrepentido de haber ingresado en esa institución. Afirma que nunca participó en actos represivos y que fue engañado por promesas falsas que hoy no cree.

Desde prisión, envía un mensaje claro a los jóvenes cubanos: que no entren en las filas del MININT, por mucha necesidad que tengan. Llama a la juventud a luchar por sus derechos, pero de forma pacífica, sin agresión, y a mantenerse firmes frente a las injusticias.

La historia de Maikel no es un caso aislado, hay otros oficiales detenidos o huyendo por intentar pedir la baja y negarse a seguir cumpliendo órdenes. Algunos han sido amenazados, otros están esperando su retiro sin respuesta.

El caso de Maikel demuestra que, en Cuba, ni siquiera los militares están a salvo cuando dejan de obedecer al sistema. Y que, cuando el régimen ya no puede confiar en los suyos, recurre a la cárcel como castigo. Su historia es una prueba de que el poder se desmorona desde adentro.