Improvisada conga de Gerardo Hernández en una bodega estatal genera críticas por banalizar la crisis cubana

El exespía cubano Gerardo Hernández Nordelo, actual coordinador nacional de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), protagonizó una escena surrealista durante un acto oficial en Güira de Melena, Artemisa, al improvisar una conga dentro de una bodega estatal tras la irrupción de una fuerte lluvia.

El evento, presentado en redes sociales como un “barrio debate contra las drogas”, no se suspendió a pesar de las inclemencias del tiempo. Los asistentes, entre ellos autoridades del régimen y vecinos movilizados, se refugiaron en el interior de la bodega, donde continuaron la actividad al ritmo de música, consignas y agitación política, lideradas personalmente por Gerardo Hernández.

La escena fue celebrada por medios oficialistas como un gesto de “resistencia alegre”, pero muchos cubanos la han condenado como un espectáculo grotesco y ofensivo, utilizado para ocultar la grave situación económica y social que atraviesa la isla.

“No hay comida, no hay medicinas, y montan una conga en una bodega vacía”, escribió un usuario en redes sociales. Otro comentó: “Esto es lo que le ofrecen al pueblo: congas revolucionarias mientras la gente pasa hambre”.

Cabe recordar que Gerardo Hernández fue uno de los agentes del grupo conocido como “Los Cinco”, condenados en Estados Unidos por espionaje. Desde su liberación durante el deshielo Obama-Castro, ha escalado posiciones dentro del aparato propagandístico del régimen, convirtiéndose en rostro frecuente de actos comunitarios donde se mezclan ideología, control social y espectáculo.

Además, Hernández ha sido blanco de críticas por sus declaraciones públicas, como cuando afirmó que los cubanos no emigran por falta de libertad, sino solo por razones económicas. Muchos consideran que sus palabras reflejan el profundo nivel de desconexión de los dirigentes con la realidad que vive el cubano promedio.

Mientras el país enfrenta apagones diarios, desabastecimiento crónico, inflación descontrolada y un éxodo masivo, el régimen responde con congas improvisadas, consignas vacías y más control ideológico. En lugar de soluciones, la maquinaria comunista sigue apostando al espectáculo.