Mientras el régimen cubano presume avances con energías renovables, el país sigue sumido en una profunda crisis energética. La llamada “transición verde” no ha logrado frenar los apagones que golpean a millones de cubanos cada día. La realidad es clara: la crisis energética en Cuba se agrava, aunque inauguren nuevos parques solares.

Según el informe diario de la Unión Eléctrica (UNE), el déficit eléctrico superó nuevamente los 1.500 MW, una cifra alarmante que expone el fracaso estructural del sistema. Solo en la noche del domingo, el déficit fue de 1.533 MW a las 10:00 p.m., justo en el horario de mayor demanda. Durante la jornada, la disponibilidad apenas alcanzó los 1.935 MW, frente a una demanda de 2.850 MW. Para la noche se esperaba un déficit aún mayor: 1.570 MW, con solo 2.000 MW generados para cubrir una demanda de 3.500 MW.
Pese a este colapso evidente, la UNE celebró la entrada en funcionamiento del Parque Solar “Hoyo Colorado” en Matanzas, con una capacidad de 21,8 MW. Según datos oficiales, Cuba cuenta con 16 parques solares activos que generaron en conjunto 1.542 MWh, una cifra muy por debajo de las necesidades reales del país. La energía solar sigue siendo insuficiente ante un sistema que depende de termoeléctricas obsoletas y de combustibles importados que escasean.
Mientras tanto, los habaneros enfrentan apagones programados en cinco bloques horarios entre las 10:00 a.m. y las 12:00 a.m. del lunes. La Empresa Eléctrica de La Habana incluso advirtió que podrían aplicarse nuevos cortes rotativos tras la medianoche. Este cronograma evidencia el desfase entre el discurso oficial y la realidad que viven los cubanos.
El régimen intenta vender la idea de un futuro energético sostenible con promesas de que el 24 % de la electricidad será renovable para 2030. Sin embargo, ignora que el problema no es solo técnico, sino político. La crisis energética en Cuba responde a décadas de centralismo, corrupción e ineficiencia estatal.

Ni los paneles solares ni los discursos triunfalistas resolverán una crisis agravada por la represión, la falta de inversiones reales y el desprecio por la vida cotidiana de los ciudadanos. Mientras el régimen inaugura parques solares para la foto, el pueblo sigue en la oscuridad, literal y simbólicamente.