El régimen cubano exalta a Celia Sánchez, ejemplo de sumisión femenina revolucionaria

La exaltación de la subordinación femenina en el Día de la Mujer

En el marco del Día Internacional de la Mujer, el régimen cubano rindió homenaje a Celia Sánchez Manduley, resaltando su “modestia” y su rol secundario en la historia de la Revolución. Durante un acto oficial, el gobernante Miguel Díaz-Canel elogió la entrega de Sánchez Manduley a los ideales de Fidel Castro, consolidando una narrativa donde las mujeres son celebradas solo en la medida en que se subordinan al liderazgo masculino.

“Celia decía: No se trata de ser héroe. De lo que se trata es de no dejar de luchar nunca”, expresó Díaz-Canel, destacando su papel en la retaguardia y su contribución silenciosa al régimen.

El evento, que contó con la presencia de la secretaria general de la Federación de Mujeres Cubanas, Teresa Amarelle Boué, y la esposa del gobernante, Lis Cuesta Peraza, dejó en evidencia la persistente exclusión de la mujer del verdadero liderazgo político en Cuba.

Una historia de exclusión y machismo estructural

Las declaraciones de figuras del régimen, como Dayli Sánchez Lemus, subdirectora de la Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado, refuerzan esta visión patriarcal. “Fue una guerrillera todo el tiempo, fue una mujer modestísima que estaba en todo y apenas aparecía”, afirmó, legitimando la idea de que el papel de la mujer en la Revolución es estar en segundo plano, “cumpliendo y concretando los sueños de Fidel”.

Mientras en el mundo el 8 de marzo se conmemora con llamados a la equidad de género, en Cuba se promueve un modelo de mujer que se sacrifica y se mantiene en la sombra de los hombres en el poder.

Las mujeres en la narrativa revolucionaria: siempre en segundo plano

Desde los inicios de la Revolución, la propaganda oficial ha exaltado a figuras masculinas como Fidel Castro, Ernesto “Che” Guevara y Camilo Cienfuegos, dejando a las mujeres relegadas a un rol de apoyo. Escritoras como Wendy Guerra han abordado este fenómeno, destacando cómo desde la infancia las figuras femeninas fueron minimizadas en la historia oficial.

El régimen cubano presume de una supuesta equidad de género, pero los datos cuentan otra historia. En 2019, las mujeres apenas ocupaban el 14% de los altos cargos en el gobierno, a pesar de representar más del 50% de la población.

Negación del feminicidio y represión de mujeres activistas

Más allá del discurso oficial, la realidad de las mujeres cubanas es sombría. La negativa del régimen a reconocer el feminicidio como un problema grave evidencia el desprecio institucionalizado hacia las víctimas de violencia de género. Mientras organizaciones feministas independientes han documentado decenas de feminicidios en los últimos años, Díaz-Canel ha afirmado que “en Cuba no hay feminicidios, sino hechos aislados”.

La represión a activistas feministas también es un reflejo de este machismo estructural. Mujeres que denuncian la violencia de género o exigen cambios políticos son perseguidas, encarceladas o impedidas de salir del país. Actualmente, más de 100 mujeres permanecen en prisión por motivos políticos, enfrentando condiciones infrahumanas, abusos y aislamiento.

Un sistema que solo reconoce a las mujeres sumisas

El mensaje es claro: en la Cuba comunista, las mujeres pueden ser homenajeadas, pero solo si se mantienen en segundo plano. Mientras el mundo avanza hacia la equidad, el castrismo sigue promoviendo una estructura patriarcal donde las mujeres son aplaudidas por su sacrificio, pero no por su liderazgo.

La exaltación de Celia Sánchez como modelo femenino ideal confirma que, para el régimen, la mujer perfecta es aquella que no desafía la autoridad masculina, sino que se dedica a servir y cumplir los sueños de los líderes revolucionarios.